Las cubiertas son unas estructuras que se colocan en la parte superior de una construcción, de manera que funcionan como un cerramiento exterior, protegiendo al edificio de una serie de factores, como el clima, el ruido, el fuego, etc. Además, las cubiertas tienen una función estética, ya que contribuyen a definir el estilo y la personalidad de la obra arquitectónica.
En este artículo, te vamos a explicar qué son las cubiertas en arquitectura, cuáles son los tipos más comunes y qué ventajas ofrecen. También te mostraremos algunos ejemplos de cubiertas que te inspirarán para tus proyectos. Si te interesa saber más sobre este tema, sigue leyendo.
¿Qué son las cubiertas en arquitectura?
Las cubiertas en arquitectura son los elementos constructivos que cierran la parte superior de un edificio, formando una superficie horizontal o inclinada. Las cubiertas tienen varias funciones, entre las que se destacan:
Proteger al edificio de las inclemencias del tiempo, como la lluvia, el viento, el sol, la nieve, etc.
Aislar térmica y acústicamente al edificio, evitando las pérdidas de calor y el ruido exterior.
Prevenir el riesgo de incendio, usando materiales resistentes al fuego o sistemas de extinción.
Crear espacios habitables o aprovechables, como terrazas, jardines, piscinas, etc.
Generar energía, mediante la instalación de paneles solares, turbinas eólicas, etc.
Embellecer el edificio, aportando un toque de diseño y originalidad.
Las cubiertas se componen de varios elementos, que pueden variar según el tipo y el material de la cubierta. Sin embargo, los elementos básicos son:
Estructura: Es el conjunto de elementos que soportan el peso de la cubierta y las cargas que actúan sobre ella, como el viento, la nieve, etc. La estructura puede ser de madera, metal, hormigón, etc.
Impermeabilización: Es la capa que impide el paso del agua y la humedad a través de la cubierta, evitando filtraciones y daños en el edificio. La impermeabilización puede ser de láminas asfálticas, membranas sintéticas, pinturas, etc.
Aislamiento: Es la capa que reduce la transmisión de calor y sonido entre el interior y el exterior del edificio, mejorando el confort y el ahorro energético. El aislamiento puede ser de lana mineral, poliestireno, corcho, etc.
Acabado: Es la capa que cubre la superficie de la cubierta, dándole un aspecto estético y una protección adicional. El acabado puede ser de tejas, pizarra, chapa metálica, grava, vegetación, etc.
¿Cuáles son los tipos de cubiertas en arquitectura?
Existen muchos tipos de cubiertas en arquitectura, que se pueden clasificar según diferentes criterios, como la forma, el material, la pendiente, la transmisibilidad, etc. A continuación, te presentamos algunos de los tipos más habituales:
Cubiertas planas: Son aquellas que tienen una pendiente inferior al 5%, lo que permite que sean transitables o aprovechables. Las cubiertas planas pueden ser invertidas, cuando el aislamiento térmico está por encima de la impermeabilización, o convencionales, cuando el aislamiento térmico está por debajo de la impermeabilización.
Cubiertas inclinadas: Son aquellas que tienen una pendiente superior al 5%, lo que facilita el desagüe del agua de lluvia. Las cubiertas inclinadas pueden tener una o varias vertientes, según el número de planos inclinados que las forman. Por ejemplo, las cubiertas a un agua, a dos aguas, a cuatro aguas, etc.
Cubiertas curvas: Son aquellas que tienen una forma curvada, ya sea cóncava, convexa o mixta. Las cubiertas curvas pueden ser de bóveda, cuando tienen una sección semicircular, de cúpula, cuando tienen una forma esférica, de casquete, cuando tienen una forma elipsoidal, etc.
Cubiertas ligeras: Son aquellas que están hechas de materiales ligeros, como el policarbonato, el vidrio, la tela, etc. Las cubiertas ligeras suelen ser translúcidas, lo que permite el paso de la luz natural, y flexibles, lo que permite crear formas originales y dinámicas.
¿Qué ventajas tienen las cubiertas en arquitectura?
Las cubiertas en arquitectura tienen muchas ventajas, tanto funcionales como estéticas, que las convierten en elementos imprescindibles para cualquier edificio. Algunas de estas ventajas son:
Protegen al edificio de las condiciones climáticas adversas, como la lluvia, el viento, el sol, la nieve, etc., evitando daños estructurales y filtraciones.
Aíslan térmica y acústicamente al edificio, mejorando el confort y el ahorro energético de los usuarios, y reduciendo el impacto ambiental.
Previenen el riesgo de incendio, usando materiales resistentes al fuego o sistemas de extinción, y cumpliendo con la normativa de seguridad.
Crean espacios habitables o aprovechables, como terrazas, jardines, piscinas, etc., que aumentan la superficie útil y el valor del edificio, y ofrecen nuevas posibilidades de ocio y bienestar.
Generan energía, mediante la instalación de paneles solares, turbinas eólicas, etc., que aprovechan los recursos naturales y contribuyen a la sostenibilidad.
Embellecen el edificio, aportando un toque de diseño y originalidad, y creando un efecto visual atractivo y armonioso.